18 julio, 2022

¿Tanto para nada? — El lince

 


Frente antiimperialista internacionalista - 18/07/2022


Leer a los amigos sirve porque nos reafirmamos, pero lo interesante es leer a los enemigos. Uno de ellos, mío y de cualquiera que tenga dos dedos de frente, es Josep Borrell, pomposamente llamado Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y, además, vicepresidente de la Comisión Europea. Por encima de él solo estaría la condesa de la UE.


Es un chulo, un prepotente y, como todos los de su calaña, un rusófobo empedernido que cada vez que se enfrenta con ese gigante de las relaciones internacionales que es el ministro ruso de Exteriores sale escaldado y con el rabo entre las piernas. Ocurrió cuando el prepotente fue a Rusia enarbolando la bandera de los «derechos humanos» por el bufón Navalni y el ruso le contestó con los presos del proces catalán. Desde entonces el motivo central de su gestión es darle duro a Rusia.


Fue uno de los primeros en decir, con la crisis de Ucrania, que «hay que ganar a Rusia en el campo de batalla», que «no se puede consentir que Rusia gane» y cosas así. Pues bien, en la reciente cumbre de ministros de exteriores de los países del G-20, preparatoria de la cumbre en la que estarán los jefes de estado después del verano, Borrell fue a lo mismo: a saco contra Rusia. Y volvió a salir con el rabo entre las piernas.


No lo digo yo, lo dice él mismo en un sorprendente ejercicio de honestidad (a su manera, por supuesto, justificándose). «La batalla mundial de las narrativas está en pleno apogeo, y por ahora, no la estamos ganado». ¿Cómo? Tantos meses, antes y durante la crisis de Ucrania, es decir, desde hace más o menos medio año insistiendo en que Rusia no solo es mala, sino de lo peor, ¿y aún no se ha ganado? Observad el lenguaje y veréis de qué trata todo esto.


¿Cómo es posible que controlando todos los medios de propaganda, que machacando días tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, segundo tras segundo lo de que Rusia es culpable -consigna franquista, por cierto- y suprimiendo todos los medios rusos, es decir, difundiendo un único mensaje, el correcto, para las poblaciones occidentales y resaltando los «valores occidentales» como la «libertad de expresión» al prohibir esos medios rusos, Occidente haya perdido «la guerra de la información», por utilizar sus palabras?


Borrell sabe dónde está el problema (para Occidente): en el Sur Global. También lo dice él mismo: «Pero otros países, y podemos hablar aquí de la mayoría del “Sur Global”, a menudo adoptan una perspectiva diferente» que la de culpabilizar a Rusia por todo. ¡Diablos, a ver si es que eso de «comunidad internacional» ni es comunidad –fuera de Occidente– ni es internacional porque sólo recoge a Occidente! Porque, de nuevo lo dice el prepotente, estos países del Sur Global «se quejan del doble rasero».


Vaya, va a resultar que eso de la hipocresía occidental es tan evidente que hasta el país más remoto y pequeño lo ha notado. A ver si va a resultar que Rusia no va a ser la culpable de todos los problemas del mundo y que Occidente tiene la mayor parte de culpa en ellos.


Siempre he dicho que en lo único que es bueno Occidente es en la propaganda, pero va a ser que no tanto si el propio Borrell lo reconoce. A ver si solo son ellos quienes se la creen -y nosotros, los occidentales- y que el resto de la humanidad solo ve lo que hay: neocolonialismo occidental. Así, la narrativa se construye en función de una realidad que solo ellos ven, y solo ellos se la creen. Pero ¿qué pasa cuando esa narrativa occidental, que llega a todo el mundo a través de los medios de propaganda, no es creída? Que la hegemonía de Occidente desaparece. Y eso es lo que está ocurriendo.


Puede que como consecuencia de la narrativa occidental, acompañada de las consabidas presiones y amenazas, se haya empujado directamente a muchos gobernantes de países del Sur Global (África, América Latina, Asia) a votar en contra de Rusia, por ejemplo en la ONU, como dice Borrell, pero no han ido más allá. Es un voto que no compromete a nada porque las resoluciones de la Asamblea General no son más que recomendaciones. Y lo que cuenta es lo que estos países están haciendo desde entonces, y es de lo que se queja Borrell: que no siguen a Occidente, a los nuevos cruzados.


Voy a ponerme en plan abogado del diablo: si la narrativa occidental no logra «derrotar» a Rusia eso no significa que Rusia gane.


Me respondo a mí mismo: pero si es así, aunque Rusia no gane, ciertamente no pierde; por lo tanto, gana porque la presión propagandística occidental no ha podido ocultar la realidad.


¿Tanto esfuerzo y dinero occidental para nada? Pues sí, así es. Toda la mierda de la propaganda occidental es recibida por el Sur Global como lo que es, mierda.


Occidente controla toda la «esfera de la información», pero ya empieza la gente a ser impermeable a ella porque el «doble rasero» que le espetan a Borrell en su cara es una realidad inocultable. Mientras que la «comunidad internacional» solo existe en la mente occidental, la comunidad real, el mundo real ya no compra el discurso occidental, eso de «orden internacional basado en reglas» del que habla la OTAN, su orden y sus reglas.


Occidente inició la destrucción del derecho internacional en 1999 con la guerra contra Yugoslavia (y, que yo sepa -aunque soy un ignorante-, eso es Europa, y no como dicen ahora que «Ucrania es la primera guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial») y se completó con la guerra contra Irak en 2003. Desde entonces viene insistiendo en eso de «orden internacional basado en reglas». Pero el mundo ve que no son las mismas reglas para todos. De ahí eso de la acusación a Occidente del doble rasero. Porque ve que cuando le interesa a Occidente apela a la ONU (como con la votación mencionada antes) y cuando no le interesa se salta la ONU (como con Yugoslavia e Irak, pero también con Libia y Siria o Kosovo, o Venezuela, o Irán).


El Sur Global se está plantando y ve que eso del «orden internacional basado en reglas» oculta la hegemonía occidental. Y ya no más esa hegemonía. Para que el mundo sea libre de elegir su propio sistema político, económico, social y cultural esa hegemonía occidental tiene que desaparecer. Eso es lo que hay en juego en Ucrania.


También es importante constatar que Borrell responsabiliza a Rusia de la crisis alimentaria, otra de las batallas perdidas por Occidente porque la gente del Sur Global tampoco acepta ese discurso. Porque no es Rusia, son las sanciones occidentales a Rusia quienes han provocado el colapso.


PD 1.- Hablando de propaganda, que han repetido todos como loros (o sea, sin saber lo que dicen) ¿alguien ha notado que las historietas de que EEUU ha matado a otro «líder del ISIS» y que Irán sumistra drones a Rusia se producen cuando el gagá Biden visita Arabia Saudita en busca de petróleo?


Y ya que el gagá está en Oriente Próximo (lo de Medio es solo una denominación de los anglos ignorantes de la geografía, y ya se sabe que mucha gente lo repite como loros) hay una sorprendente noticia de esa zona: Arabia Saudita, Egipto y Turquía han mostrado su disposición a trabajar en la versión ampliada de los BRICS conocida como BRICS+ con la pretensión de pedir su plena incorporación en un futuro próximo. Recuerdo que Irán y Argentina han pedido ser miembros de los BRICS, por lo que el proceso de descomposición de la hegemonía occidental es evidente. No hay que exagerar el caso porque aún quedan unos años para que fructifique esta ampliación de los BRICS, pero se evidencia que muchos países, cada vez más, buscan alejarse del cáncer occidental. Mi impresión es que esto es una ruptura evidente del G-20, en ciernes, porque sus integrantes no quieren seguir el carro occidental y Occidente ha pretendido utilizar el G-20 desde siempre, pero más ahora con la crisis de Ucrania. Véase lo que dice Borrell como ejemplo.


PD 2.- El comercio entre Rusia y China creció un 27’2% en estos primeros seis meses de 2022. Bien, Occidente, bien, lo estás haciendo muy bien.


PD 3.- Bielorrusia es el primer país del mundo que especifica con porcentajes la nueva distribución de sus reservas monetarias: 50% en rublos, 30% en dólares, 10% en euros y 10% en renminbis. El equiparar el euro con la moneda china es un importante indicador de por dónde corren los nuevos aires, aunque Bielorrusia sea un país pequeño en cuestiones monetarias. El movimiento se suma al de otros países que han anunciado el aumento de sus monedas de reserva en renminbis.


PD 4.- Putin va a viajar a Irán el día 19. Allí se va a ver también con el turco Erdogan. Interesante: el gagá en un sitio, Putin en otro. Los dos en la misma zona.


(Publicado en el blog del autor, el 14 de julio de 2022)



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