08 mayo, 2017

“No me importa si mueren”, testimonio de un traficante de órganos que explota a refugiados sirios

Abu Jaafar busca clientes entre los refugiados sirios más desesperados.
Foto: BBC.

Hay un destello de orgullo en la mirada de Abu Jaafar cuando explica cómo se gana la vida. Jaafar trabajaba como guardia de seguridad en un bar, pero todo cambió cuando conoció una banda que traficaba órganos. Su “empleo” ahora es encontrar a gente desesperada. Tan desesperada que está dispuesta a vender una parte de su cuerpo.

Y nunca le faltan “clientes”, debido al flujo constante de refugiados sirios al Líbano, víctimas de seis años de guerra.

“Yo exploto a la gente”, me dijo.

“Pero hay que tener en cuenta que muchos de estos refugiados podrían haber muerto en la guerra, y que vender un órgano no es nada en comparación con los horrores de la guerra”, agregó.

“Los exploto. Pero al mismo tiempo ellos se benefician”, aseguró con frialdad extrema.

“Una vez me pidieron un ojo”

Casi la mitad de la población siria de 23 millones, antes de la guerra, ha sido desplazada por el conflicto. Foto: Reuters.
Su base de operaciones es un pequeño café en un edificio dilapidado cubierto con lonas de plástico en un suburbio del sur de Beirut. “Sé que lo que hago es ilegal, pero en mi opinión estoy ayudando a los refugiados”, afirmó Jaafar.

En el fondo del café hay un cuarto diminuto lleno de muebles viejos. En cada rincón hay una jaula con un perico. En este cuarto, Jaafar negoció la venta de órganos de cerca de 30 refugiados en los últimos tres años.

“Generalmente los compradores piden riñones. Pero también he traficado otros órganos”, relató. “Una vez me pidieron un ojo. Y logré encontrar a alguien dispuesto a venderme uno de los suyos. Tomé una foto del ojo y la mandé por Whatsapp a los compradores antes de cerrar el negocio”, aseguró.

“Están desesperados y la única forma de obtener dinero para sobrevivir es vender sus órganos”, dice Abu Jaafar.

Algunos refugiados, especialmente los niños, mendigan en las calles. Trabajan como lustrabotas, o deambulan entre los autos para vender chicle o pañuelos de papel. Otros son explotados en diferentes empleos o acaban en la prostitución. Pero vender un órgano es una forma de hacer dinero rápido.

Una vez que Jaafar encuentra un candidato lo conduce con los ojos vendados a un lugar secreto. A veces los médicos operan en casas alquiladas, transformadas en clínicas temporales, donde antes de la cirugía solo se les realiza a los donantes pruebas de sangre.

“No me importa si mueren”

Este adolescente vendió un órgano para mantener
a su madre y sus cinco hermanas. Foto: BBC.

“Cuando la operación está terminada los conduzco de nuevo a su casa”, agregó Jaafar. “Sigo en contacto con ellos durante cerca de una semana hasta que le saquen los puntos. Luego de eso ya no me importa qué les sucede. Realmente no me importa si mueren. Yo obtuve lo que quería”, dijo sin tapujos.

“Mientras hayan recibido su pago, qué pase con ellos no es mi problema”, añadió.

Su “cliente” más reciente fue un adolescente de 17 años que huyó de Siria luego de que su padre y sus hermanos murieran en la guerra. El adolescente había estado en Líbano durante tres años, sin trabajo, con deudas que no paraban de crecer. Y tenía la responsabilidad de mantener a su madre y a sus cinco hermanas. Así que accedió, a través de Abu Jaafar, a vender su riñón derecho por ocho mil dólares.

Dos días después de la operación vi al chico visiblemente dolorido a pesar de los calmantes. Estaba sentado en un sofá destartalado y cambiaba constantemente de posición para intentar aliviar su sufrimiento. Su rostro estaba brilloso por el sudor y sus vendajes estaban manchados de sangre. Abu Jaafar no quiso decirme cuánto dinero ganó con el riñón del adolescente.

“Órganos exportados”

Jaafar afirmó que no tiene idea sobre el destino final de los órganos, aunque cree que son exportados, ya que en todo Medio Oriente hay escasez de órganos para trasplantes. Debido a tradiciones religiosas y culturales muchos se oponen a la donación de órganos y prefieren enterrar a sus seres queridos rápidamente después de la muerte.

Jaafar asegura que hay al menos otros siete “operadores de órganos” en Líbano: “Este negocio está floreciendo. Y el boom comenzó luego de la llegada de refugiados sirios en masa”.

“No fuerzo a nadie”

Abu Jaafar siempre anda armado. Foto: BBC.

Jaafar sabe que lo que hace es ilegal, pero no le teme a las autoridades. Incluso pintó su número de teléfono en paredes de edificios cercanos a su casa. En su barrio, el traficante es al mismo tiempo respetado y temido. Y siempre lleva un revólver oculto en el pantalón.

“Lo que hago es ilegal pero estoy ayudando a la gente”, reiteró. “Así es como yo percibo mi trabajo. Mis clientes usan el dinero para mejorar su vida y la de su familia”, comentó.
“Pueden, por ejemplo, comprar un auto para ganarse la vida como taxistas, o viajar a otro país en busca de una vida mejor”, aseguró.

“Yo no fuerzo a nadie a donar un órgano. Sólo facilito el proceso cuando hay demanda”, dice buscándole una explicación a lo que no lo tiene, justificando un crimen.

Al despedirnos, Jaafar encendió un cigarrillo y levantó una ceja antes de hacerme una pregunta: “Y tú. ¿Por cuánto dinero me venderías un ojo?”

Fuente: BBC


12 comentarios :

  1. No dudo de que exista este mercado y por supuesto esta gentuza, pero en todas las guerras cubiertas por los medios de desinformación, aparece la misma historia, es un tema muy recurrente del que en el fondo siempre se pretende culpabilizar al país enemigo de "las democracias".


    Salud! (renal)

    PD: que no digo que sea mentira, digo que se suele mencionar una historia similar, siempre que se pretende atacar propagandísticamente a un estado.
    (Chinos, Nor-Coreanos, Cubanos, Venezolanos, Libios, Afganos... todos venden órganos, pero poco se habla de a quien y por qué, es decir no por la miseria ni la guerra en si, sino que no se menciona que provocó la guerra: imperialismo, capitalismo, etc.)

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    1. Lo que, a mi parecer, expone y denuncia este reportaje es precisamente una de las atrocidades derivadas, en este caso concreto, de la guerra perpetrada por las potencias occidentales contra Siria, y el grado de pobreza, terror y desesperación a que está siendo condenada gran parte de su más indefensa y vulnerable población. Que sepan, quienes aún no se han enterado, a qué conduce y cuales son las consecuencias de estas "democráticas" guerras propiciadas por las civilizadas potencias occidentales.

      Salud!

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  2. Un ser inhumano, un despojo criminal, un sicario de la barbarie... Y si cogemos a este criminal y subimos peldaños nos encontramos a los obamas, clintons, trumps, rajoys... a los administradores del capital, los verdaderos genocidas de toda esta sinrazón... Una historia brutal, triste, inhumana...
    Salud!

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    1. Si, como bien dices, subimos peldaños, llegamos a la conclusión de que, en el fondo, este criminal es también víctima de quienes, situados en lo más alto de la escalera, propician tan infame atrocidad, los verdaderos responsables "de toda esta sinrazón".

      Salud!

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  3. Capitalism has no compassion, no country, its policy of wars for power and resources creates a sea of deprivation, and in that sea swims all manner of misery and debauchery where the deluded and the desperate feed of each other with no gain to humanity. Today we are witnessing raw, brutal capitalism in all its savagery.

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    1. Capitalism is showing itself, clearly and obscenely, as what it really is: a machine against life.

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  4. Hasta un cerdo es capaz de justificarse con la idea de que con su atrocidad, de alguna manera, hace el bien.

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    1. Peores que este son los cerdos de cuello blanco que lo han engendrado.

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  5. Es que este mundo, este sistema es atroz...

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  6. Sin más datos no hay forma posible de verificar la historia concreta, pero el tráfico de órganos ilegal es un hecho bien documentado. ¿Qué no haríamos nosotros mismos por desesperación? Cualquier cosa.
    Lo que sorprende de la historia es la justificacióndel tratante: el parece creer que está realmente ayudando a esa gente, que les quiere ayudar. Se excusa continuamente, no va a parar.
    Salud!

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    1. La desesperación y el instinto de supervivencia puede llevarnos a tener que afrontar situaciones espantosas, como sucedió en el accidente aéreo de los Andes. Pero la atrocidad que aquí se relata no es consecuencia de un accidente o catástrofe natural, está propiciada y planificada por todo un sistema absolutamente injusto y criminal. Los responsables tiene nombre y apellidos, y en Núremberg los habrían colgado.

      Salud!

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