T Hoxha
THE
ELECTRONIC INTIFADA – 17/11/2025
Traducción del inglés:
Arrezafe
Nota del editor: Teuta
“T” Hoxha es una de las presas del grupo conocido como “Filton
24”, actualmente en prisión preventiva en cárceles británicas.
Teuta es acusada de participar en una acción directa contra la
empresa armamentística israelí Elbit, cerca de Bristol, en agosto
de 2024. Actualmente se encuentra en su segunda huelga de hambre,
pero este artículo fue escrito entre la primera y la segunda.
Palestine Action está prohibido actualmente por la legislación
antiterrorista británica.
Como prisionero, aprendes
tres cosas. Primero, nadie te informa de nada. Segundo, que sueles ser el
último en enterarte de la información que te concierne. Y tercero, que las solicitudes y alegaciones se rechazan con dos palabras: «motivos
de seguridad».
Tomemos como ejemplo mi
trabajo en la biblioteca de la prisión, trabajo del que me despidieron sin motivo el 1 de
agosto de 2025. Revisando mi horario de trabajo vi la anotación de
desempleado. En mi anterior prisión, HMP Bronzefield, tenía
autorización de seguridad para trabajar como adjunta de Shannon
Trust, trabajo que consistía en ayudar individualmente a otros
presos a mejorar sus habilidades de lectura, hasta mi repentino e
inmediato traslado a HMP Peterborough. No fue hasta el octavo día de
mi huelga de hambre que comprendí el motivo de la decisión.
El lunes 18 de agosto, me
enteré de que los Filton 24 estaban siendo vigilados por la JEXU, la
Unidad de Lucha contra el Extremismo en Prisión. Mi puesto en la
biblioteca se consideró inapropiado debido a mis opiniones.
“¿Qué opiniones
tengo?”, le pregunté al oficial regional de la lucha antiterrorista.
“Desconozco su opinión,
pero usted pertenece a un grupo proscrito”, dijo.
No pertenezco a ningún
grupo ni he sido acusada de pertenecer a ninguno. Esto es un castigo
retroactivo, yo llevo casi un año en prisión. ¿Qué tiene que ver
conmigo la prohibición, que se produjo mientras yo ya estaba aquí
dentro?
Luego me preguntó mi
opinión sobre la decisión del gobierno de prohibir Palestine
Action. Cuando me negué a responder, comentó que yo era muy
"cerrada".
Huelga de hambre
Finalmente, el día 26 de
mi huelga de hambre, cuando mis niveles de cetonas alcanzaban el 5,0
y mi visión comenzaba a nublarse, me entregaron una declaración
escrita que confirmaba la prohibición como la razón por la que se
me consideraba no apto para el trabajo en la biblioteca.
La declaración decía:
En julio de 2025, el Ministro del Interior proscribió a PA como
organización terrorista en virtud de la Ley de Terrorismo de 2000.
Los delitos por los que se encuentra en prisión preventiva están
relacionados con PA. Esto afecta a los puestos que se consideran
adecuados para usted. El puesto en la biblioteca no se considera
adecuado para usted.
El equipo operativo me
acusó en varias ocasiones de pertenecer a un grupo, y al parecer,
esto se difundió entre el público cuando llamaron
a la prisión preocupados por mi salud. Fue por esa época cuando
descubrí que a mi coacusado también lo habían apartado del
programa de apoyo mutuo, asignándole a la limpieza de los baños.
A otros se les negaron
empleos acordes a sus necesidades básicas y principios, por “razones
de seguridad”. Todos estábamos siendo castigados retroactivamente
debido a la prohibición.
Me enteré de que la
anterior encargada de la biblioteca tenía un nivel de autorización
superior al mío, a pesar de haber asesinado a sus padres
enterrándolos en el patio.
Un oficial que intentaba
animarme a poner fin a mi huelga de hambre trató de tranquilizarme
haciendo referencia al incidente de los rehenes en la embajada iraní:
“El hombre estuvo prisionero aquí, en la prisión de Peterborough,
y finalmente se atendieron sus necesidades”.
Apoyar a Palestina no
es terrorismo
Mi coacusada lleva más
tiempo que yo en la prisión de Peterborough. La consideran una
persona amable, gentil y generosa. Cuando se lo comenté a un
funcionario, me respondió que estaba seguro de que «también había
gente amable en el ISIS». Le aseguré que eso era imposible, porque
el ISIS atenta contra la gente con explosivos.
Cuando oí a dos
oficiales decirle a un prisionero que decir “Palestina Libre” era
terrorismo, presenté una queja formal, de carácter confidencial,
para solicitar la capacitación del personal ante el gobernador o
director.
Me dijeron que no se
trataba de un asunto confidencial. Quedó claro que estos oficiales
simplemente repetían consignas e instrucciones de sus superiores.
Los propios oficiales desconocían la situación de Palestina y
tampoco podían explicar por qué apoyar a Palestina se consideraba
terrorismo. La prohibición tuvo como consecuencia equiparar el apoyo
a Palestina con la posesión de ideas terroristas y extremistas.
El mes pasado, a mis
coacusados en Bronzefield les quitaron sus kufiyas con el
pretexto de que eran vestimenta de una organización terrorista.
En su declaración de la
investigación, la prisión respondió que «la bufanda fue retenida
porque lleva una marca asociada con el Grupo de Acción Palestina [
PAG, por sus siglas en inglés]». Varias bufandas fueron confiscadas
por supuestamente llevar simbología terrorista. Los diseños de las
kufiyas, como sabemos, celebran la identidad palestina, de
forma comparable a la función del kilt o el jersey de
Guernsey. Dado que la kufiya no tiene relación con ninguna
organización en particular, lo que se ha venido a considerar
terrorismo es, por lo tanto, la identidad palestina.
“Los colores de
Palestina”
Ese mismo mes, tras mi
visita social, fui abordada por seguridad, quienes me arrebataron y
confiscaron mi bufanda de rayas tejida a mano, que había
confeccionado en un taller de la prisión. «¡Esta es la bandera
palestina!», exclamaron. Varios presos fueron testigos del
incidente.
“No, no lo es.”
“Bueno, yo interpreto
que estos son los colores de Palestina.”
“Si llevo una camiseta
roja y pantalones blancos, ¿lo interpretarías como la bandera
inglesa?”
"Sí."
Al día siguiente, me
enviaron a una audiencia preliminar por infringir la Regla 51 de la
prisión, «posesión de un artículo no autorizado, concretamente
una bufanda de punto». Yo llevaba una camiseta con la bandera
inglesa. Me defendí ante cinco funcionarios, en lo que la prisión
describe como un minijuicio. Saqué las agujas de tejer y la lana que
había comprado en la prisión, y les mostré otra bufanda, esta vez
blanca y azul, que había aprendido a tejer en un taller de la
prisión.
Incluyeron fotografías
de mi bufanda en una bolsa de pruebas, afirmando que esos eran los
colores de Palestina.
—Pero según esa lógica
—dije, sosteniendo mi bufanda azul y blanca—, ¿acaso estoy
tejiendo ahora la bandera griega, la argentina o tal vez la israelí?
“Ese no es el tono de
azul adecuado para la bandera israelí”, me dijeron.
Sacos de boxeo de la
prohibición
“¿Qué significaban
estos colores para ti?”, me preguntaron. Les expliqué que solo
eran colores y que, lamentablemente para ellos, la bandera palestina
comparte sus colores con otros países. Había mencionado algunos en
mi declaración. El recurso fue desestimado y el juez me informó que
esos eran los colores de Palestina y que estaría bajo estricta
vigilancia. No recuperaría mi bufanda.
Debieron consultar con
sus abogados porque, finalmente, me la devolvieron, y el motivo de la
confiscación era distinto al que figuraba en el informe de detención
y al que me dio seguridad. Unas semanas después, mientras esperaba
mi visita social, pasé junto a un mural de banderas (incluida la
bandera israelí) pintadas en una pared del pabellón contiguo al
mío.
Esto nunca tuvo que ver
con banderas.
Se trataba de mi segundo
caso de arbitraje relacionado con el tema de Palestina. Ambos fueron
desestimados.
La estrategia del Estado
nos ha convertido en blancos dentro de la cárcel. Somos víctimas de
la prohibición.
Nos han despedido y
negado empleos, nos han llamado terroristas, hemos sufrido acoso por
parte de los guardias, nos han cancelado visitas sociales, nos han
bloqueado el correo y tuve que iniciar una huelga de hambre de 28
días para poder cubrir mis necesidades básicas. Nuestras
solicitudes de libertad bajo fianza han sido denegadas reiteradamente
y mis coacusados varones se encuentran detenidos en condiciones
insalubres y deprimentes. Pero el caso de los 24 de Filton debe
considerarse dentro de un contexto más amplio.
Puede que, como
prisioneros, no nos informen de muchas cosas, y que a menudo seamos
los últimos en enterarnos de cualquier cosa que nos concierna, pero
lo que está clarísimo es que lo que se está criminalizando no es
el “extremismo”, sino la propia identidad palestina.
Lo que se ha prohibido es
cualquier tipo de relación con la identidad palestina.
Los 24 de Filton son un
test de prueba y una advertencia para cualquiera que muestre
solidaridad con Palestina.
T Hoxha es una presa
política y activista solidaria con Palestina.
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